Para aprender, en cualquier orden de la vida, debemos recorrer la historia. Y eso significa, independientemente de la ciencia en estudio, que nos hará ver el conjunto de los hechos y no de manera aislada o en partes. No pueden quedar tramos sin auscultar pues sacaríamos conclusiones equivocadas.
No me refiero a historia política o económica, para la que especialmente vale, sino que en este caso es respecto a bodegas y sus vinos.
Creo que es imperioso conocer de donde proviene, desde hace cuánto tiempo se elabora, cual o cuales enólogos fueron sus padres, conocer o aprender que problemas climáticos tuvo alguna de las cosechas, los vaivenes económicos que signaron el país, la política cualitativa de la bodega, y muchos más factores, que determinarán el resultado final.
Hoy parece que hubiera una carrera, donde la cultura de lo nuevo resulta atrayente y la novedad la sostienen como toda noticia. Parecen creer estar por encima de la calidad, pero es solo una argucia por no poder siquiera demostrar historia.
No nos rendimos ante eso. La calidad de un vino se demuestra en el tiempo y no de manera aislada.
La cosecha de un vino nuevo puede ser excelente pero será solo eso, una cosecha de esa etiqueta.
Por eso, cada vez que tenemos la posibilidad de participar en una degustación de varias añadas de un vino (vertical), logramos entenderlo un poco más y de esa manera a quienes están detrás de él.
En este caso, aunque uno tenga en la memoria todas las cosechas de la bodega, la oportunidad de tener delante seis cosechas de Val de Flores de Bodega Rolland, es poder confirmar la calidad, que crean historia desde la primera, 2002.
Degustar en conjunto las cosechas:
2013: un vino que ya explora por el lado de la fineza y su muy buen volumen lo que será un grandísimo vino de guarda. Al ver el final de la película, quizás con menos enjundia que el 2012, pero con todo mas amalgamado desde antes, en el tiempo.
2012: de esos vinos que guardaré en el recuerdo por ampulosidad sin perder fineza. Con taninos que remarcan la longevidad y equilibrada acidez. Desde ya mi tristeza al enterarme estar agotada la cosecha. O alegría. Sensaciones encontradas.
2011: catalogado en la Guía de Malbec 2018 como uno de los grandes Malbec de Argentina. Potencia, concentración y fruta masticable no son antónimos de fineza. Ocho años de vida y para crecer en botella. Increíble.
2010: pequeños signos de evolución pero con la estirpe intacta. Gran sensación de complejidad y fineza.
2009: Otro de los grandes Malbec de Valle de Uco. Aún para finalizar su redondeo con el tiempo. Con 10 años de cosecha es uno de los vinos que demuestra que se puede hablar de longevidad en esa zona.
2008: quizás el que menos expectativas tenga de seguir creciendo. Hoy tiene un muy buen momento para su consumo. Señores, 11 años de vida.
Fue uno de los acontecimientos que uno siempre espera. No sólo porque tiene detrás la sapiencia y calidad de Michel Rolland, quien es uno de los enólogos más influyentes a nivel global, y que ha trabajado para crear la marca Argentina en el mundo desde su llegada al país en 1988, sino porque de manera silenciosa Rodolfo Vallebella, su Director Enológico, encamina el barco a ser una de las bodegas con más prestigio del país dentro de los pequeños emprendimientos.
Impecable.
Fotos: Gentileza Bodega Rolland
Foto 2: Bodega Rolland
Foto 3: R. Vallebella, M. de Vallevella y M. Rolland
Foto 4: Sala de barricas Bodega Rolland