REUNIÓN con MARCOS ETCHART en YACOCHUYA 2025

Generalmente dejo para el final de mi recorrida por el Noroeste argentino  la visita a la bodega, porque las emociones en dicho lugar son diferentes.

Desde la galería hay un improvisado mirador desde donde se ve todo el Valle, en donde Cafayate hace vista en toda su dimensión.

Y si uno visita arriba, en lo que antiguamente era un depósito y que pronto se transformará en un pequeño lugar para “tentempiés” acompañado, por supuesto de sus vinos, se visualiza todo el entorno a la bodega incluso una parte del los viñedos antiguos de donde salen las uvas para el vino ícono, Yacochuya, del que se enamorara Michel Rolland allá en sus primeros años por Argentina, a finales de la década del ’80 del Siglo XX.

El trabajo es incesante por el aumento de las ventas, a contramano del mercado interno y externo, han plantado Cabernet Franc hace cuatro años, nuevos Malbec para ensanchar la producción total.

Marcos Etchart es un verdadero winemaker, con la acepción completa de la palabra, conocedor como pocos de la industria del Valle Calchaquí y adyacencias, pues también elabora y asesora para bodegas de Jujuy. Constituido en referente de la zona por derecho propio, no le pesó el apellido que porta, logra agrandar la dinastía familiar de Don Arnaldo Etchart en la vitivinicultura.

En este viaje pude conocer algunos vinos nuevos que me sorprendieron por su calidad, entre ellos el San Pedro de Yacochuya Cabernet Franc con tan sólo dos cosechas a cuestas.

Su Torrontés, en la misma línea, es uno de los que hay que tener en cuenta para entender la variedad.

El que nunca defrauda es el Yacochuya, en este caso las cosechas 2022 y 2023, con concentración, fineza y elegancia que destaca por sobre las notas de salvajismo tan propias de la zona. Si quiere saber de persistencia, pruebe estos vinos.

Por último, pude conocer uno de los vinos “escondidos” de la familia, que sólo elaboran en determinadas añadas y de las que eligen tan sólo algunas barricas para fraccionar, Yacochuya Herenciar 2022, vino que elegía Don Arnaldo para compartir con la familia y sus amigos. Le costará encontrarlo, córrase hasta la bodega, pero bien vale la pena.