Mascota Vineyards es una de esas bodegas de las que no se habla mucho, que no está en boca de todos. Pero cada vez que pruebo alguno de sus vinos creo que estoy delante de una de las importantes de Argentina.
Bodega que forma parte del Grupo Peñaflor, exportador de vinos de Argentina a 95 países de los cinco continentes. Primero en ventas al mundo de nuestro país.
Rodolfo “Opi” Sadler, con muchos años de experiencia en la elaboración de vinos es el enólogo histórico de la bodega, la que es considerada bodega de “vinos de autor”
Entre sus muchos logros en sus casi tres décadas de trabajo, obtuvo el premio al mejor vino del mundo con La Mascota Cabernet Sauvignon 2016 en Vinalies Internationales 2018, variedad de la que es especialista.
Convengamos que dicho certamen es de los más importantes y reconocidos del planeta.
Y volví a tener la oportunidad de probar sus vinos. Y fueron la mitad de su portfolio, para reafirmar la calidad y extender la admiración por ellos.
La Mascota Blanc de Noir Sparkling Wine: frescura y complejidad para uno de los espumantes finos de nuestro país.
La Mascota Chardonnay 2022
La Mascota Malbec 2021
La Mascota Cabenet Franc 2021
Gran Mascota Malbec 2020
Gran Mascota Cabernet Sauvignon 2020: de los excelentes de la variedad en nuestro país. Intenso, con notas de pimiento maduro, que no molesta, no inunda sino que lo hace complejo y ratifica las notas propias. Buen volumen, con taninos finos y casi redondeados. Largo de boca, con muy buen final. Fino.
Unánime Malbec 2020: de los Malbec que siempre aparecen en el tope entre los de la cepa. Resulta impecable la sensación de crianza, en donde ahumado y chocolate son distintivos que aportan complejidad y fineza, con buen volumen y sensación de frutas maduras. Para vivir largo tiempo. Con larga persistencia.
Muchos de los vinos degustados fueron de cosecha 2020, vendimia complicada desde todo punto de vista pues en el momento de “levantar la uva” comenzó la restricción por la pandemia de Coronavirus (Covid-19) y la naturaleza decidió que maduren casi al mismo tiempo todas las variedades, lo que generó el efecto embudo, que todas juntas ingresaran a bodega para la elaboración.
Consistencia en el tiempo hace que estos vinos obtengan el merecido reconocimiento.
“Opi”, por más años al frente de la bodega, por más vinos.