DONALD HESS, suizo visionario y enamorado del Valle Calchaquí

Con casi 25 años de estar en Argentina le alcanzó para ser una de las grandes personalidades de la industria vitivinícola del país, en particular del Noroeste.

No caben dudas que si tuviera que elegir entre los más importantes visionarios del Valle Calchaquí, Donald Hess estaría entre los tres primeros.

Forma parte de un selecto grupo de soñadores que trabajó para hacer conocer en el mundo los vinos salteños, no signado por el éxito económico sino por sobre todo del trabajo social en la comunidad.
Sus valores sociales perdurarán indefinidamente.

 

Las condiciones de necesidad que rodeaban la antigua bodega, en realidad de toda la zona adyacente, hizo que el matrimonio sintiera que el desafío del trabajo por hacer era enorme. Pero se enamoraron del lugar, crearon comodidades y espacios hasta ese momento nunca soñados por los habitantes.

 

El pasado 30 de Enero falleció Donald Hess, quien dejara un legado e impronta tan importante que no sólo los habitantes de la zona y sus empleados lo sufren, sino que también todos aquellos que trabajamos en la industria, desde cualquiera de sus costados, valoramos infinitamente las acciones que realizara.

Bastó escuchar luego de saber su fallecimiento, el dolor de algunos de sus gerentes.

 

Pone un pie en Salta allá por 1998, cuando adquiere lo que hoy es el viñedo El Arenal, en Payogasta. Y luego lo completa con la compra de Bodega Colomé en 2001. Años más tarde, hace propia lo que naciera como Bodega Muñoz para transformarla en Bodega Amalaya, al pie del cerro San Isidro. Construyó una Posada pegada a la nueva bodega de Colomé, y su última gran construcción fue el Museo James Turrell, también en el mismo predio y con vista a los viñedos.

 

Iniciativa fuera de lo común desde lo económico para implantar a 3111 metros sobre el nivel del mar y crear vinos de extrema altura, no sólo entre los más altos del mundo sino de calidad que asombra.

No es momento para hablar de sus vinos, aunque ganas no me falten.

Trabajo infatigable sin mirar con cuánto sino más bien para quienes.

Aunque ya no manejaba el día a día de sus propiedades, pues entregó en vida las bodegas del mundo para que se hicieran cargo de ellas sus hijos, su partida se hará sentir.

La continuidad parece estar asegurada por el trabajo de la familia, su hija Larissa y su esposo Christoph Ehrbar seguirán su camino.

Gracias Donald.

 

Foto: Donald Hess junto a James Turrell (izquierda a derecha) Crédito: Bodega Colomé