CRISIS ABSOLUTA: ¿COVIAR contra todos?

Desde hace diez años hay un cuestionamiento respecto del accionar de la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR)  en donde los representantes (integrantes del Directorio) no logran ponerse de acuerdo en sus decisiones.

Al principio, puertas adentro.

Las discusiones por los balances y la rendición de gastos no tuvieron respuesta adecuada ni quedaron en el aire los buenos términos. Evaluar en qué se gastaría, menos, algo impensado desde quienes dirigían (y dirigen) la Corporación.

Trazar un plan de acción a años vista quedará para otra vida.

Algunos hechos hacen ruido.
La entidad gremial de bodegueros más importante de Argentina cuestionó en Asambleas pasadas (hasta 2019) los balances, con el mal tino de no dejar sentada su disconformidad o negativa a esa confección y al resultado.

Cuando uno está en función de dirigente de sociedades o entidades no propias,  aunque siempre uno entienda que está frente a personas de bien o probas, debe dejar escrita su postura. El tiempo y la gente cambia (o no) y al no haber registro es como que no hubiera sucedido.

Desde el off, de ambos lados reconocen que ocurrió tal discrepancia

Reclamar las Actas de Asamblea ha sido infructuoso.

A mi entender, hubo una fecha de inflexión en este cortocircuito, el 12 de Febrero de 2020, quef ue el momento en que se nombró a José Alberto Zuccardi al frente de COVIAR.

Agravó la discordia y los planteos se hicieron a viva voz.

 

La memoria hace que recuerde una “mediación” entre las dos partes para acercarlas que se vio frustrada. Sólo duró quince minutos en su intervención ante la verborragia maledicente de uno de los que participó en esa reunión. Al margen del vocabulario, poca capacidad de ese personaje soez a escuchar y entender que Argentina necesita de la fuerza de todos y cada uno. Frustación a una solución que parecía posible con todos sentados a la mesa.
Lamento que crea que tiene posición dominante e iluminada, por encima de cualquier otra institución o persona. Difícil conversar así.

 

En el último año de gestión de Alberto Fernández creí que volvía la cordura, rara avis en mi pensamiento al venir de ese gobierno, pero juro que lo creí al ver a la Presidente de Bodegas de Argentina presenciar el Desayuno Coviar 2023. El Ministro de Economía Sergio Massa desde el estrado hizo mención a tal novedad y explicó que solicitó su presencia para que las tres patas (Estado, BdeA y COVIAR) trabajaran en conjunto.

Infructuoso, el mismo resultado que la “mediación”. Sin acuerdo para que Bodegas de Argentina vuelva a estar presente en las Asambleas y con ello participar de las decisiones de la COVIAR.
Entendí que con esos personajes nada puede funcionar.

 

La escalada sube y así aparece en el firmamento el triste presagio de la “guerra” y con ella la mayor paralización de la industria vitivinícola con decisiones erróneas o llenas de resentimiento, propias de quienes no tienen un Norte en común, o peor, su Norte es el propio.

 

Entre las metas del PEVI 2020, plasmadas en 2004 estaban:

Exportar u$s 2.000 millones al año al finalizar el Plan

Participar con el 10% del volumen mundial y lograr la valoración y reconocimiento de los consumidores

Reimpulsar el consumo nacional de vinos básicos

Desarrollo de los 8000 pequeños productores para integrarlos al negocio vitivinícola y del jugo concentrado.

 

Desde Bodegas de Argentina expresan que la potestad de la acción de COVIAR ha expirado al finalizar el Plan Estratégico 2020 (PEVI 2020).

Han hecho explícito dicho razonamiento en un Comunicado (que adjunto).
file:///C:/Users/User/Documents/Comunicado%20Bodegas%20de%20Argentina-Incremento%20COVIAR.docx.pdf

Anteriormente, la Cámara Bodegas de Argentina realizó un informe en donde consigna que durante el período 2004-2020 las bodegas han realizado aportes obligatorios para sostener su funcionamiento de u$s 230 millones.

¿Se cumplieron los objetivos trazados?
No.

Un gasto monumental para un exiguo resultado.

 

Y como novedad, hay un agravante. Se realizó una Asamblea  en donde no estuvo presente su Presidente Mario González, no es uno de los firmantes del Acta, en donde COVIAR determinó un aumento del 45% en las contribuciones obligatorias para todas aquellas bodegas que fraccionen o elaboren mosto, sea para mercado interno o externo de manera indistinta.

 

Controversial aumento, el Estado Nacional por intermedio del INV (su representante en el Directorio) asentó el desacuerdo con tal decisión. Realizada la consulta en el Gobierno de provincia de Mendoza, expresaron que no validaron  tampoco semejante modificación de los precios y que desde Nación propusieron continuar con los que regían para 2024.

Al margen que uno puede considerar que hay errores cometidos, como los descriptos, hoy la escalada puertas afuera es enorme.

 

COVIAR ya no sólo confronta con las entidades gremiales sino que ahora también con el Estado, nacional y el provincial de Mendoza. Ambos gobiernos se niegan al aumento, solicitaron no hacerlo en un momento en donde la “desindexación” es moneda corriente por la disminución progresiva y a pasos agigantados (Diciembre ’23: 25%, Junio ’25: 1,6%) de la inflación desde el inicio del nuevo gobierno.

 

Todo en un contexto poco favorable en el mercado externo, resentido en ventas con retracción del 6,2% hasta Julio de este año (Fuente INV). Mundialmente no es más halagüeño, otros países productores plantean erradicación de viñedos y alguno sospechado de dumping para lograr vender excedentes.

 

Es tiempo de consensuar soluciones, de alcanzar acuerdos para entender qué vender al mundo, de ser agresivos en la difusión de nuestros vinos en el mundo, pero para ello la unión es una condición, sin despilfarros de energía ni inversiones. Nuestra hoja de ruta debería ser a 30 años, con o sin COVIAR (no así), con revisiones cada cinco por los avatares de nuestras políticas (sobre todo) y las condiciones económicas mundiales.

La coyuntura deberá ser absorbida por las Cámaras pues ese es su fin.

 

Si no planificamos a largo plazo despojados de intereses personales y en unión será muy difícil gestionar.