BRUNCH de COVIAR y AGASAJO de VENDIMIA 2021

El 6 de Marzo se llevaron a cabo los dos eventos políticos de la industria vitivinícola, el Desayuno de la COVIAR y el Agasajo de Bodegas de Argentina.

 

El mundo realizó cambios a pasos agigantados desde principios del 2020 provocados por la pandemia por Covid-19. Las reuniones ya no son las mismas.

Transformaciones a las que nos deberemos acostumbrar. Por tal motivo la realización de ambos fue diferente. Organizados en lugares distintos, con pocos invitados presenciales y algunos más virtuales.

 

El Desayuno de COVIAR se realizó en el predio del INTA en Luján de Cuyo, al aire libre y protegidos por la añosa arboleda que enmarca la avenida principal, donde se instaló el escenario frente a un auditorio varias veces menor al habitual.

En este caso, esa transformación fue signada por otra característica, pues citados a las 9,15 hs. el mismo se retrasó hasta poco después de las 12 horas cuando el histórico locutor del evento diera paso a la transmisión vía Zoom, de las delegaciones del país desde donde seguirían el ya denominado Brunch.

El plato fuerte llegaría con el ingreso al escenario del Presidente de la Nación a las 12.40 horas.

Debido a la escenografía montada, toda la sensación fue que desde el principio se sabía que el Presidente llegaría demorado, y en cuanto tiempo.

Lo que no se sabe, es si contemplaron que de la finalización del Desayuno dependía el inicio del Agasajo.

Como dato anecdótico, en el año 2013 el Vicepresidente arribó al Hotel Hyatt dos horas y media más tarde del horario estipulado. Previo a su llegada, dueño de casa, ministros y gobernadores terminaban sus alocuciones.

Llegó, dio el discurso de rigor y el acto se dio por terminado.

Otro tiempo.

 

Quienes se dirigieron a los presentes tuvieron momentos importantes, por cierto.

 

Valorable el aporte del Ministro de Agricultura de la Nación, Luis Basterra, indicando en medio de su discurso la invitación a que todas las fuerzas de la industria reflexionen.

 

El Presidente de COVIAR, José Alberto Zuccardi,  presentó el Plan Estratégico Vitivinícola 2030 y una Guía de Autoevaluación de Sostenibilidad Vitivinícola para las empresas de la industria encomendada a equipos de la Universidad Nacional de Cuyo.

Llamativa su mención al decir que “la industria siga en camino de ser una actividad poco concentrada”

Sostener esta afirmación es al menos no leer datos estadísticos, pues la preocupación no sería tanto por la compra de bodegas a manos de grandes grupos económicos, sino que es más alarmante la concentración en la cantidad de propietarios de viñedos y su mayor extensión año a año.

A pesar de parecer lenta, es incuestionable.

Hubo si algunos logros discursivos destacables, pues aludió a que durante el año se eliminaron los derechos de exportación (retenciones) para pasas de uva y uvas en fresco. Y el aumento en los reintegros para vinos y mostos.

Entre otros reclamos solicitó la creación de acuerdos comerciales país-país para tener mayor competitividad, hoy tan menguada respecto de nuestros competidores.

¿Y el acuerdo Unión Europea-Mercosur? Ni una palabra.

 

Habló de la actual cosecha como de equilibrio entre oferta y demanda, que ayudará a los productores a obtener mayores precios.

Es cierto, aunque si uno mira la historia respecto del manejo de los precios de la uva y el vino verá que cuatro, cinco o seis años son convenientes a las bodegas y uno a los productores.

El equilibrio deberíamos notarlo también cuando la falta de inversión en viñedos es una realidad, que desde el 2011, con tierras abandonadas por sus propietarios ante la falta de rentabilidad, poco acceso al crédito y algunas de ellas nunca reconvertidas.

 

Aunque anunció una buena participación de muchos actores en la elaboración del PEVI 2030 (no ahondó en los motivos por los cuales Bodegas de Argentina no participó) afuera quedó la comunicación. Y tampoco se prevé mayor oxigeno ante las dificultades para conseguir fondos para la comunicación y propaganda que tiene Wines of Argentina, exiguos al lado de otros países de la región que compiten de manera directa con nuestros vinos.

 

La previsión por exportaciones para todos los rubros es de u$s 1.380 millones.

Hay previstas revisiones del Plan durante su extensión pues habrá monitoreo trianual. Buen punto.

 

En la alocución del Presidente de la Nación, Alberto Fernández comenzó con retórica pero sin pregonar con los hechos.

Cuando era Jefe de Gabinete, según dijo, pensaba junto al Presidente de entonces que el vino argentino tenía un enorme potencial. Pero no recordó que en el año 2005 crearon el impuesto interno para los espumantes al considerarlo un bien suntuario. Ese emolumento sólo fue frenado por el lobby de las Cámaras de Bodegueros y de la mismísima COVIAR, que para su excepción  las bodegas, año a año, deberían realizar inversiones al menos iguales a los montos del nuevo impuesto. Funcionó a la perfección, y quizás podría servir de modelo para eximir del pago de retenciones.

Finalmente ese impuesto fue derogado por el anterior gobierno

 

Hay medidas que son muy importantes y más que necesarias, por las que se trabaja desde hace 7 u 8 años. El proyecto de ley para la edulcoración de bebidas analcohólicas es una de ellas, que tenga el apoyo del Poder Ejecutivo Nacional para que pueda ser legislado y promulgado rápidamente (Nota de color: ante el pedido de J. A. Zuccardi el Presidente aplaudió tal mención). La quita de los derechos de exportación a vinos y mostos (perverso impuesto que logra el efecto contario, o sea exportar menos) o la implementación del PROVIAR 2, postergado desde hace años.

Todos reclamos y pedidos no satisfechos.

 

Hubo llamativos errores en el discurso del Presidente. Por caso, dista de la realidad la “rebaja de las retenciones para vinos y mostos” o su pedido a la elaboración de vinos sin alcohol comparando con la cerveza (deberíamos modificar la ley para su legalidad)

Al menos, al final de sus palabras, solicitó trabajar de manera mancomunada, todos los actores de la industria, como un metafórico pedido de unidad.

 

No hubo ningún anuncio para el sector, por caso créditos a baja tasa para la producción, acarreo o para la reconversión de viñedos y los pedidos del Presidente de COVIAR quedaron en el aire.

Sólo mencionó que “El Estado Nacional va a estar al lado de cada uno de Uds., de cada productor, para hacer desarrollar la Industria Vitivinícola. Nosotros estamos para sumar, para hacer que la industria de la vitivinicultura no pare de crecer, estamos al lado de cada provincia productora, porque si todo esto crece, crece la Argentina”

Ojalá no sea sólo una expresión de deseos.

 

En mi breve paso por el tradicional Agasajo de Bodegas, y luego de los discursos del Ministro de Economía de la provincia, Enrique Vaquié, la Presidente de Bodegas, Patricia Ortiz y el Gobernador, este último habló de la  importancia de la unión de todos los actores del sector.

Pero, alrededor de las 16,15 hs, y pocos minutos antes del demorado almuerzo, hubo una informal rueda de prensa con el Gobernador. Ante la consulta puntual que le hiciera, si cabía la posibilidad del envío de un emisario o él en persona podría actuar como mediador para zanjar las diferencias con COVIAR, respondió que durante el 2020 lo intentó para la misma época (Vendimia), con reuniones ya pactadas pero que al llegar la cuarentena todo se desarticuló. Ahora, cree que podría ser conveniente que lo trate el Consejo Económico y Social de Mendoza.

 

La industria está desunida, al PEVI 2030 le faltaron las ideas de Bodegas de Argentina, que aunque por ley esté dentro de COVIAR no forma parte de las decisiones.

En ninguno de los discursos de los dos eventos hubo propuestas para sentar a COVIAR y Bodegas a una mesa y terminar con el diferendo. Sólo tibios mensajes de funcionarios nacionales o provinciales para que trabajen en conjunto.

Dato llamativo: el Ministro de Economía y el Gobernador de Mendoza fueron los únicos funcionarios repetidos en Brunch y Almuerzo.

Grave si uno visualizó que en el primero de ellos participaron el Presidente del INV, el Ministro de Agricultura de la Nación y el Presidente de la Nación.

 

Para ver la realidad argentina, el consumo interno reflejó un aumento, en distintas categorías por envase en el año 2020 respecto del año anterior.

Se consumió un 35% más en botellas con contenido mayor a 750 cc., un 99% más en bag in box y resurgen las damajuanas (3 y 5 litros) con un 14,6% más.

El consumo interno, punta a punta en el año 2020 medido en litros per cápita fue de 21 litros, contra 19,7 en 2019.

Bienvenido sea, aunque deberemos convenir que en pandemia el consumidor no salió de su casa. Menuda tarea será trabajar para que en 2021 con la realidad más abierta, aunque difícil por la falta de vacunas y el virus circulando en mayor medida que en tiempos veraniegos,  ese aumento ese aumento pueda ser consolidado.

 

Y en el mercado externo, con exportaciones argentinas de u$s 935,4 millones (sin uvas en fresco ni pasas de uva) la caída fue de un 1,2%.

Sí es cierto que después de muchos años Argentina volvió a exportar en volumen en mayor medida que hace 12 años y como dice el mismo Instituto de Vitivinicultura de la Nación, la locomotora del crecimiento fue el vino a granel, casi en la misma proporción que el vino fraccionado (193 mill de hl en graneles contra 202 mill hl) Ya casi mitad por mitad entre uno y otro.

Los números relevan de comentarios, aunque deberíamos allanar el camino para poder tener la mayor cantidad de valor agregado posible.

Aquí también me permitiré recordar años (como 2012 record en exportaciones vitivinícolas argentinas con u$s 1.229 mill) donde la falta de competitividad hizo que mucho de esas exportaciones fueran vino a granel para que luego bodegas argentinas fraccionaran en el mundo.

 

Para que tengamos claro y comparemos, el PEVI 2020 se trazó metas estrictas y nunca revisadas respecto a exportaciones (u$s 2.000 mill para 2020, y participar en un 10% del volumen mundial)

 

Se debe trabajar para lograr zanjar las diferencias

Y una vez logradas, seguramente el PEVI 2030 tendrá retoques para complacer a todos los actores. Que la “maquinaria” (no solo la instalada) pueda tener un ciento por ciento de su capacidad en uso.

 

Necesitamos valores en el diálogo y no dialéctica. Ejemplos claros en nuestra competencia sobran.

 

 

 

 

 

Fuente datos estadísticos: INV