Sencillo es llegar desde Mendoza Ciudad hasta Bodega Benegas. Por el Acceso Sur (durante 15 minutos) hasta la calle Araoz, ex Ruta 60, una vez en la subida girar a la izquierda y a pocos metros encontrará lo que nació como Bodega Alurralde, granelera (vendía vinos a granel), fundada en 1901.
La ansiedad por lo nuevo es superlativa. Porque siempre las expectativas son grandes, y a pesar de conocer sus vinos, probarlos con sus dueños o enólogos es un desafío. Estilos, vida de los vinos, modas, marketing, reacción ante las críticas, hay un mundo antes de entrar.
En la galería de ingreso a la bodega hay una exposición de ponchos de diferentes provincias y tipos de lanas, que colecciona desde 1980. Particular homenaje a ancestros de nuestro territorio, a las artesanías regionales, muchos de ellos tejidos a la antigua usanza. Según nos explicó al terminar la entrevista, sólo uno recibió de la familia, poncho mapuche que data de cierta antigüedad.
Allí esperaba Federico Benegas Lynch, de espaldas a la monumental parrilla, con la mesa preparada para el almuerzo y todos sus vinos de cosecha actual y algunos antiguos, en fila, para degustar.
Conversar con el anfitrión es tener un libro de historia abierto. Trae recuerdos olvidados de nuestra memoria y aprendemos acerca de la vitivinicultura argentina.
Se transforma su energía cuando nos cuenta de sus antepasados, parece que se instalara en el tiempo, en la época, viaja para posicionarse.
No solo por su gratitud y simpleza para contarnos acerca de su bodega y los viñedos, sino también de los comienzos de la enología de precisión allá por el Siglo XIX. Resulta didáctico y divertido.
Mientras nos servían las achuras, chorizos y morcillas, y en las brasas terminaba de asar la tira de asado y vacio preparado para la ocasión, comenzó la rueda de degustación. La primera, porque en la cava vendría la segunda.
Allí pasaron de su línea mas joven, Juan Benegas Malbec 201 y Luna Benegas Cabernet Sauvignon 2014,
De la línea Estate: Malbec 2014, Cabernet Sauvignon 2014, Cabernet Franc 2015 y Don Tiburcio 2014.
De su línea Single Vineyard: Sangiovese 2011, Pinot Noir 2014, Malbec 2013, Syrah 2012, Cabernet Sauvignon 2013, Finca Libertad Blend 2011
De su línea Benegas Lynch, que representa su máxima expresión: Old Vines Blend (ex Meritage) 2009: vino de corte particular para Argentina, sin Malbec, Cabernet Franc 2007 y Malbec 2014 (uvas de Gualtallary, último viñedo incorporado)
Y por último probamos vinos antiguos:
Benegas Lynch Cabernet Franc 2004, es uno de esos vinos que querría tener en mi cava. Con notas aún vivaces, acidez integrada y notas de frescura, donde lo balsámico se distingue. Largo de boca que llama la atención. Complejo y fino.
Benegas Lynch Finca Libertad 2001: con notas de evolución, se disfruta la fineza e integración total. Aún con acidez viva, sin amargos y buen volumen de boca. Complejo, grato recuerdo.
Fue el único de los hijos de Federico Benegas (p) que continuó en el negocio del vino, al que nombraron en el Directorio del grupo Peñaflor cuando el fondo de inversión DLJ se hizo cargo.
Constantemente nos hace alusión a Finca Libertad, que originalmente fuera finca de Bodega El Trapiche, que recompró en 1999 a instancias de Angel Mendoza cuando la bodega se quería desprender de ella.
Según Federico Benegas Lynch, esta finca posee características especiales, pues está situada al borde del Río Mendoza, al Norte; es un antiguo lecho, de piedra y arcilla, suelo pobrísimo; está a sólo 15 km. de la Cordillera de los Andes lo que hace que se sienta el viento frío que baja de las montañas, aún provisto de riego original, por inundación, y por último, sus cepas son a pie franco, prefiloxera, de cepas originales traídas por su abuelo a fines del Siglo XIX.
En el año 2000 quiso innovar, siempre pensando en la vitivinicultura de los próximos 30 o 50 años, como hicieron sus antepasados. Trajo a Argentina al enólogo de la bodega francesa Lynch Bages para iniciar un joint venture, una estratégica unión entre ambas bodegas. Elaboraron aquí algún vino pero no llegó a buen puerto, y quedó en la nada.
En los años 2000 y 2001 con sus ganas intactas hace vino en otras instalaciones, en bodega de Chacras de Coria, hasta que compra Alurralde, para comenzar en 2002 y transformarla en lo que hoy es Bodega Benegas. A pesar de poseer mayor capacidad, elabora 300.000 botellas por año.
Gran conocedor de los vinos del mundo, logra dar una impronta a todos sus productos, tienen su sello. Ampulosos, con capacidad de guarda sin perder frescura, largos y por sobre todo consistentes con su pensamiento. Sin las estridencias de la moda a pesar de elaborar vinos con uvas de un viñedo de Gualtallary, de donde sabe sacar fineza.
Gran experiencia.