RESTAURANTE KAYLA

Kayla es una nueva dimensión del placer.

Empezará a gozar desde el primero de los sentidos involucrados, la vista.

 

Es como en esos vinos de color rojo tan intenso, que de tan cerrados y opulentos, parecen negros. Esto influirá para lo que viene, en los otros tres sentidos, inspirará a encontrar las grandezas.

Y vaya si aquí se logra. Es imposible que no suceda.

 

Tiene el mejor mirador de Buenos Aires. Desde sus paredes vidriadas en 180° en la altura del Piso 31, podrá visualizar el Museo del Bicentenario, la Casa Rosada y otras edificaciones. Las luces juegan con sus colores en la vista de la ciudad antigua. Más cercano, el Puente de la Mujer es otro de los atractivos en uno de los brazos del río en Puerto Madero.

 

Al bajar del ascensor exclusivo para el Retaurant, lo recibirá un lobby con sillones para cómoda espera. Y sí que será necesario, porque a medida que pase el tiempo se completan las mesas. Si llega tarde, podrá disfrutarlos.

Una vez que ingrese al salón dispuesto en U invertida, previo a pasar por estanterías vidriadas con vinos (muy original) que ofician de vinoteca, mi atención se centró en la edad de quienes ocupan las mesas. El promedio es 30/40 años.

Pisos y decoraciones en madera y mármol en buena disposición, con cocina a la vista, donde puede ver a los jóvenes que allí trabajan como gran orquesta y la forma que logran los platos.

Algunos boxes frente a los ventanales harán levemente mas privado el momento (están abiertos).

 

La propuesta de la carta de comidas es directa. Va al grano. No hay muchas opciones en cada uno de los pasos. Sólo cinco.

Quienes están a cargo del Hotel (Horacio Losa) y la Dirección de los Restaurantes (Roberto Marino), entienden que el comensal se marea si tiene muchas posibilidades. Lo mismo hicieron  en Alvear Art Hotel y lo posicionaron con éxito hasta que se hicieron cargo de este gran barco.

 

En el plano netamente gastronómico, para la entrada no debe dejar de probar el tentáculo de pulpo con queso de búfala y membrillos asados. Carne difícil si las hay, en su punto justo de cocción, o algo mas jugado, la molleja asada con cacao, zanahorias y frutos secos. Imperdible.

Para platos principales no se equivocará al probar ternera ahumada con papines andinos o el chivito crocante berenjena, hongos y crema de almendras. En el primero de ellos el ahumado no lo invade, en el segundo la costra de la carne en contraposición con el interior hará que pida explicaciones al cocinero.

Denota que están en los detalles, no porque los platos parezcan pinturas de reconocido artista, la comida es lo importante.

Y para el final, para aquellos que amamos los dulces, la opción es difícil. Chocolate amargo con hojaldre de algarrobas, o el crocante de almendra con crema de chocolate blanco y lavanda poseen fineza y elaboración más que cuidada.

 

Si hace descorche no olvide llevar alguna etiqueta que no esté disponible, ardua tarea para una carta surtida, con muchas etiquetas, con nombres de bodegas grandes y tradicionales de Argentina con seguro de calidad y satisfacción. Excelentes precios en vinos de Bodega Rutini y Catena Zapata.

 

Vivirá con mucho placer la experiencia, con todos los sentidos. No exagero.

 

 

 

Restaurante de Alvear Icon Hotel

Precios: Entre $ 1600 y $ 1700 por persona y sin vino, para entrada, plato, postre, bebida sin alcohol y café.

Horarios: Martes a Sábados de 19 a 0,30 horas

Cocinero: Diego Novo

Dirección: Aimé Painé 1130 CABA (1107)