La expectativa de ver a las autoridades de la Corporación más los funcionarios públicos nacionales y provinciales siempre trae la esperanza de un comienzo diferente, así de cierto.
No significa ir sólo a escuchar el racconto de lo actuado durante el año anterior y las proyecciones del que comienza o cuáles serán las metas. La expectativa tiene que ver, sobre todo, con los anuncios que traerán los funcionarios nacionales respecto de los problemas generados por ellos mismos como gobierno o los paliativos por las contingencias climáticas o las soluciones vía los acuerdos comerciales, siempre tan postergados o directamente olvidados (Mercosur-UE). O el tema candente, faltante de botellas desde Agosto/Septiembre del año pasado, que ya no es un problema de la política pero bien podría haber ayuda, aún no resuelto.
O quizás era el momento para ver cómo adelantaron las conversaciones acerca de la tirantez entre la COVIAR y la Cámara de bodegueros más importante del país, Bodegas de Argentina.
Como todos los años, en el Desayuno de COVIAR 2022 que esta vez se realizó en el Hotel Hyatt (nuevamente), estuvieron ex Gobernadores de Mendoza, lo que ya es un clásico. Ver la foto representa, ni más ni menos, que se pueden juntar referentes de distintos partidos para uno de los dos eventos importantes de la Industria Vitivinícola. Sumado a la figura del actual Gobernador de Mendoza Rodolfo Suarez y el de Jujuy, Gerardo Morales.
Desde el Gobierno Nacional llegaron el Ministro de Agricultura Julián Dominguez (figura repetida en el tiempo, pues ya estuvo como Ministro de la cartera en anterior Gobierno de Cristina Fernández, como Presidente de la Cámara de Diputados y el año pasado sólo como asesor); más el Ministro de Cultura, Daniel Filmus.
Intendentes de la provincia, Diputados y Senadores Nacionales y hasta algún funcionario bonaerense (Ministro de Seguridad Sergio Berni) también se sumaron.
No hay dudas que si a los bodegueros se les permitiera trabajar sin interferencias (léase que puedan importar insumos sin inconvenientes, producir sin pagar cada vez más impuestos y exportar sin retenciones) sería un éxito mayor el resultado final. Todo ello atado a un valor del dólar más representativo y no retrasado como el actual que hace perder competitividad, punto señalado ante mi sorpresa en el discurso del Presidente de COVIAR José Alberto Zuccardi.
Es importante destacar que por primera vez BdeA anticipó el Agasajo de Vendimia en Buenos Aires, para darle mayor visibilidad no sólo al problema que existe en la economía regional sino también para acrecentar la difusión de la industria del enoturismo, tan importante hoy por el movimiento económico que genera.
El evento en Mendoza se realizó en Bodega Lamadrid, en Luján de Cuyo, instalaciones y parque con acceso y com0didad que ayudaron a distender el momento.
Desde el año 2012 que la exportación de vinos (fraccionados y a granel) fue en caída o estuvo estancada. En el año 2021 resurgió y volvió a aumentar, con u$s 888.532.582 contra los 922,5 millones del ejercicio 2012 (Datos Observatorio Vitivinícola Argentino) Pero solo se señaló el récord de vinos fraccionados.
La política económica y las estadísticas son una película y no una foto.
Así y todo, en los últimos 20 años, con la salvedad de sólo cuatro donde se lograron mayores libertades de acción empresarial aunque con resultados que dejaron que desear en lo económico, el llegar a ser 7° en has. plantadas, 5° productor de vinos, 9° en exportaciones, 9° en consumo interno, 7° en consumo per cápita, y 2dos en exportaciones de jugo concentrado, es un logro importantísimo. Pero de la Industria, no de los funcionarios.
Hay que destacar la ayuda desde el Gobierno Nacional, en gran medida desde el 2016 que trabajó e invirtió “de verdad” para combatir la lobesia botrana, plaga que ingresó en 2011 por la desidia de los controles. Controles a los que hay que darles continuidad, no sólo para combatirla, pues corremos el riesgo de volver a fojas cero.
Es bueno aclarar que al anunciar el Presidente de COVIAR, que se vendió mayor cantidad de vino fraccionado, cifra que en 2021 fue récord, la felicitación es también para toda la industria. Pero hay que reconocer, que aún no llegamos a los valores del 2012 en ventas totales.
Si uno desmenuza los importes, puede darse cuenta que durante 2012 se exportaron 207,7 millones de hl, mientras que en 2021 fueron 219,5 millones de hl. Y el valor promedio fue 3,79 contra 3,70 en 2021.
Para pasarlo en limpio, en 2021 se vendió mayor cantidad de litros por menor valor promedio FOB.
Se acerca, es cierto, pero ver estos números dan la pauta del problema que atraviesa la economía argentina.
Y aquí volvemos al dilema, si se cumplió o no el PEVI 2020, nunca modificado, que incluso se expresa no sólo en no llegar a la meta de exportaciones ni en su posicionamiento en el mundo sino que habría que revisar cuanta ha sido la integración lograda de viñateros, que incluso han abandonado hectáreas y hectáreas, sobre todo en el Este mendocino en los últimos años, el lugar de mayor producción vitícola de Argentina. Entre otras cosas, claro está.
En los dos eventos, los Presidentes de COVIAR, J. A. Zuccardi y de Bodegas de Argentina, Patricia Freuler de Ortiz lograron coincidir en algunos de sus pedidos a las autoridades, donde la creación de infraestructura hídrica, la eliminación absoluta de los derechos de exportación, el mejoramiento del tipo de cambio (y no sólo por el derogamiento de las retenciones) fueron discursos comunes.
A estos temas habría que agregar que, desde BdeA también se pidió mayor cantidad de fondos para la promoción del vino en el exterior. Siempre hay que tener en cuenta lo que invierten nuestros países competidores para entender lo minúsculo de lo que nuestro país destina.
Me repica en la cabeza una frase del Ministro de Agricultura de la Nación, que a su turno expresó “La industria vitivinícola ha logrado gestionar beneficios que otros sectores no han logrado”
Lo que me da a pensar que sólo por intermedio del lobby empresarial se consiguen beneficios y no por políticas de Estado a largo plazo.
Aunque la esperanza se diluyó con el correr del tiempo durante ese Sábado y terminó en otra desilusión más. Y van…
Lamentablemente para Argentina y la industria vitivinícola en particular, ver desangrar por luchas intestinas, por intereses que de cada lado parecieran ser insalvables y fundamentales para la concreción del despegue tan ansiado cuando en realidad no lo son, generan un ruido de desazón y descreimiento importantes.
Porque no se entiende como Bodegas de Argentina no participa de las reuniones de COVIAR, no están afuera como algún trasnochado da a entender, por ley está adentro de COVIAR, sólo que no participan de las decisiones.
Las peleas se dan entre dos y frente a frente. Desde “adentro”, y si quieren desde afuera, también.
Las convicciones se discuten, en todo caso, con el otro. De otra manera, optaron por allanar el camino.
La prueba está en el PEVI 2030, los Centros de Desarrollo y más ejemplos, trabajan o salieron bajo la dirección y el consentimiento exclusivo de quienes participan en COVIAR, menos de Bodegas de Argentina.
No quisiera emparentarlo con los caprichos de los niños, no les gusta algo y se van, pero qué parecidos que son. Acá no hay mamá ni papá que logre destrabar el berrinche, no hay funcionario nacional o provincial que quiera mediar. Ni Gobernador, ni Diputado Nacional ni Senador Nacional
Y cuando se habla con integrantes de la Corporación (o muy cercanos a la Presidencia), hacen juego de palabras y diagnósticos sin tratamientos o contenidos.
Pareciera un latiguillo pero no lo es. Si no afrontamos la necesidad de preparar un plan a treinta o cincuenta años, nuestra vitivinicultura va a terminar con menos cantidad de productores (como tibiamente lo demuestran las estadísticas) y bodegas en menos manos. Debemos aprender qué quiere comprar el mundo pero a su vez entender el paladar del argentino y no dejarnos guiar sólo por lo que piden afuera pues el 70% del vino que se produce se vende en Argentina para argentinos.
La necedad o el empecinamiento nunca condujo a grandes logros, quizás sólo pasajeros.