NUEVO MAZAZO A LA INDUSTRIA DEL VINO

De acuerdo a los anuncios del Ministro de Hacienda de la Nación el pasado Martes 31 de Octubre, se enviará un proyecto de ley al Congreso Nacional para gravar con Impuestos Internos a los vinos y espumantes entre otras modificaciones impositivas.

La alícuota propuesta es del 10% y 17% respectivamente, y llegaría a ellas de manera gradual.

Recordemos que los vinos tranquilos no están gravados con impuestos Internos, y que los espumantes tienen esa carga pero están exentos por decreto, que se renueva de manera anual contra la obligación de inversiones. Desde su creación en el año 2005, este gravamen del 12% se compensa año a año por inversiones.

¿Que el precio final en muchos vinos es exagerado para agregar alguna otra carga? Es cierto, y confluyen muchos motivos.

Uno de ellos, la Inflación, que desacomoda y hace perder el valor exacto de las cosas. Y sufrimos muchos años de frenética suba de precios.

Otro motivo es la cadena de comercialización, que agrega increíbles ganancias, que termina pagando el consumidor, para multiplicar por dos, tres o cuatro el precio del vino puesto en la puerta de la bodega. Hace muchos años lo simbolicé como la prostitución en la cadena del vino. Quizás si el precio final no fuera exagerado no caería el consumo. O aumente.

Hoy todos debemos tener en cuenta, en realidad, más los funcionarios públicos y los legisladores, que el consumo en nuestro país dista de estar en su mejor momento. Para tener números a la vista, en el año 1992 el consumo anual en litros per cápita era de 49,53 y en el 2016 cayó a poco más de 21.   .

A pesar que bebidas sustitutas como la cerveza verían aumentar las alícuotas, la diferencia en los precios con ellas haría que su consumo no tuviera casi incidencia.

¿Pecaríamos de molestos o quejosos si dijéramos que el vino se elabora en nuestro país desde hace más de cuatrocientos cincuenta años?

¿O que da empleo a muchas familias (más de 350.000 personas), de manera directa o indirecta?

¿O que es la bebida que recordamos que nos acompaña en almuerzos o cenas desde la mesa familiar de nuestros padres y abuelos?

¿O que hemos aprendido que la industria del vino debe ir de la mano de la industria turística, la que hemos hecho funcionar a la par, donde se crearon “Rutas del vino” en varias provincias vitivinícolas, y de la que muchas bodegas familiares pequeñas obtienen la mayoría de sus recursos?

¿O que el mismo Ministerio de Agroindustria de la Nación ayudó a elaborar un plan para complementarse con provincias y COVIAR para la difusión de la Bebida Nacional dictando una resolución?

¿O que desde la reconversión de la industria agregamos interesantes montos a la exportación total argentina, antes inexistente?

No es cierto que el vino no está gravado con impuestos como se dijo durante la última semana. De acuerdo a información aportada por ACOVI (Asociación de Cooperativas Vitivinícolas), por cada peso facturado por la industria vitivinícola, $ 0,25 son impuestos, incluidos IVA, Ganancias, Ingresos Brutos e Impuesto a los débitos y créditos bancarios. Si a esto se suma los impuestos indirectos, provinciales y municipales, la carga impositiva llega a $ 0,35 por cada peso. Mucho, si se mira desde una actividad industrial que no necesita de soportes o subvenciones.

Además, Señores funcionarios y legisladores, el vino es un alimento de acuerdo al Código Alimentario Nacional (Art. 1092 al 1107) y considerado Bebida Nacional, primero por decreto del Poder Ejecutivo (Noviembre 2010) y luego por Ley 26870 (Agosto 2013).

El vino es beneficioso para la salud, lo afirman múltiples trabajos realizados por prestigiosas universidades del mundo. .

Según el Profesor Raúl Pastor, prestigioso médico y científico argentino, especializado en el estudio del resveratrol, que al presentar el Resveratrol Regional Meeting 2017 (Congreso Internacional de Resveratrol) en Mendoza el 12 y 13 de Octubre, organizado por la Universidad del Aconcagua, señaló:

“El resveratrol (trans-3,4’5-trihidroxiestilbeno), un componente estrella del vino, posee una miríada de efectos beneficiosos y actúa a múltiples niveles, como la señalización celular, vías enzimáticas, apoptosis y expresión génica, para prevenir o combatir el estrés oxidativo, los daños vasculares, cánceres y enfermedades degenerativas. Hay muchas pruebas de efectos beneficiosos del resveratrol sobre la salud humana”

Y que fuera difundido ampliamente por nuestro Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV)

Para resumir, con el impuesto se logrará perder rentabilidad si el empresario argentino no lo trasladara a precios, pero pareciera imposible que esto ocurra por la poquísima competitividad que tienen hoy nuestros productos vitivinícolas.

Por el contrario, agregar un impuesto a estas bebidas que fuera trasladado al precio final del vino, sería letal, no hay margen para que el consumidor lo absorba. Asestaríamos un nuevo golpe a la caída del consumo anual, se lograría de manera contundente bajarlo aún más.

Señores funcionarios y legisladores, cuidemos la industria, las fuentes de trabajo y el libre acceso de los consumidores a un a alimento tradicional y beneficioso para la salud.