ALGUIEN PATEÓ EL TABLERO

En un marco de escaso diálogo, la Cámara empresaria vitivinícola más importante del país, junto a otras entidades, decidieron dejar de participar en las decisiones de la Corporación Vitivinícola. Los que quedaron, tampoco dan muchas muestras de acercamiento.
Se avecinan momentos claves.

Desde las Cámaras que se retiran de las decisiones, los cuestionamientos son variados.  Desde el nombramiento del Presidente, del que alegan que por tradición (o acuerdo no escrito), tendría que ser el representante de La Rioja el nombrado. Hasta temas de gastos por publicidades o de funcionamiento.

Si con el pretexto de que Mendoza es la provincia de mayor producción del país, bien se podría consensuar de qué Cámara provendría. Es un cuestionamiento doble,  por la provincia de origen y por la persona.

¿Para presidir la COVIAR será el momento de un empresario que maneja su Cámara a pleno placer, y que entre otras particularidades, desde su creación, en la presidencia no tuvo alternancia?

¿O que tiene importantes lazos políticos a nivel nacional donde se podrían mezclar ciertas apetencias? ¿Será esto positivo o negativo?

Como dato aleatorio, en Marzo 2019 perdió como asociado en su Cámara a uno de los grupos de bodegas más importantes del país, lo que nos habla de un enfrentamiento anterior a su nombramiento.

Por otro lado es uno de los empresarios más exitosos del mundo vitivinícola argentino de las últimas décadas. Una de las pocas familias propietarias de bodegas que aún mantiene el control total de su empresa.

Evaluar características de conducción y no sólo el éxito en la actividad privada debería haber primado en su elección.

En la Corporación hay representantes de las diferentes Cámaras de la Vitivinicultura, no son empleados de la Corporación. Primó la idea de unos pocos dirigentes por sobre los acuerdos.

Todos reconocen que hay un punto inobjetable, que es que la votación se realizó dentro del marco de la ley.

La forma de lograr el resultado quizás sea lo cuestionable, donde hubiera sido necesario no sólo mayoría sino casi unanimidad. Por la salud de esa votación.

Fina línea que divide la legalidad de la legitimidad. ¿Importa? Para el momento que se atraviesa hubiera sido importante.

Siempre se puede buscar un entendimiento y no claudicar hasta conseguirlo.

A partir del Sábado 15 rebalsó el vaso con el envío por parte de Bodegas de Argentina de un comunicado donde se apresta a hacer a un lado (no puede por ley renunciar a la COVIAR).

Ese vaso, lleno de sordos malestares, tiene decisiones unánimes en los papeles. Actas de Directorio, aprobación de presupuestos, campañas publicitarias y reuniones donde se logró tomar decisiones refrendadas por quienes dejarían de participar (el potencial es sólo como expresión de deseos de que no se cumpla) que según detallan, fue como muestra de cohesión.

 

Algunos basan sus críticas en la utilización del presupuesto, donde la discordancia pasa por la forma de utilizar los recursos en materia publicitaria, de la que se podría pensar en su inutilidad cuando se visualiza sólo dos meses al año.

Además, no se puede anteponer el logro de un Martín Fierro, aunque bienvenido, a mejor publicidad ante lo exiguo de la exposición. Y con un gasto, ¿excesivo?

Pero repito, también estos gastos fueron refrendados por Bodegas de Argentina.

 

Sería importante sentarse a la mesa, uno a cada lado, y poner a consideración de la otra parte cuales son los puntos en conflicto para comenzar a resolverlos.

Quizás sea el momento de cambiar los interlocutores.

 

Intentemos dejar de lado las “chicanas”.

La elección del Presidente, forma de plantear el nuevo PEVI, integración de los pequeños viticultores, propaganda, gastos de funcionamiento, rol del INTA en el nuevo Programa, etc. son todos temas a discutir, algunos mas urgentes que otros, más importantes.

Todas las Cámaras que representan a bodegas deberían pensar en la industria.

La Corporación, como un todo, debe tener la misma bandera.

Llamado a la cordura dado el momento histórico que se vive.

 

Hoy, el fuego cruzado es intenso, los gritos se escuchan desde Buenos Aires.

Descalificar personas o empresas lo vivimos hace pocos años. Sin argumentos se pretendió llevar por delante pensamientos en contrario.

Que lo ocurrido a nivel nacional no se repita a nivel industria.

Creemos desde lo más profundo que no es la forma. El consenso es la manera para crecer.

De las ideas y las discusiones saldrán los mejores planes.

 

No creemos que nadie quiera que desaparezcan los pequeños viticultores, aunque vivamos desde hace años una sostenida concentración.

Ni tampoco creemos que quieran hacer desaparecer la COVIAR.

No agitemos los “golpes de Estado”, los padecimos durante décadas.

 

Al no haber tomado nota de las fallas durante la vigencia del Plan Estratégico que languidece, (¡duración de 15 años!)  no se pudo cumplir con la mayoría de las metas. No hubo revisiones en el tiempo, tan necesarias como el mismo Plan.

Desde la Corporación no se observó el mundo para conocer cuáles son los vinos (varietales, estilos, tipos),  subproductos que requieren más otras tantas ideas.

Y si se hizo, no se implementó.

En el mercado interno el consumo creció durante el 2019. Pero desde niveles bajísimos si miramos el de hace 20 años. No pareciera ser el envase el que cautive a los consumidores. Habrá que estudiar cual es el contenido que desean.

Aunque suene rimbombante, el Plan fracasó. Y eso debería molestar, pero no para enojo sino para mejorar.

Bienvenida la propuesta de creación de una Comisión Legislativa Nacional para analizar la razón de ese fracaso. Ojalá no sea una Comisión más y que quede en el olvido, sin  llegar jamás a una conclusión.

 

Señores integrantes de COVIAR y de Bodegas de Argentina, todos vivimos en un contexto acuciante y en la industria vitivinícola, que no es sólo para los productores (fatigados de tantos golpes, muchos “groggy”) sino también para las bodegas, con importante sobrestock vínico.

 

No escondamos la basura debajo de la alfombra. De los problemas se sale, sólo hay que discutir, estudiar y congeniar. No es nocivo plantear los problemas, al contrario, nocivo es hacer de cuenta que no existen o sólo descalificar.

 

Lamentablemente este tipo de actitud muestra una imagen penosa.

Desde hace nueve años se pierde mercados. No allanemos el camino a nuestros competidores por desatender temas estructurales y no sólo coyunturales. Y menos por problemas internos que salen a la luz.

 

La imagen la damos con lo que hacemos y no con lo que decimos.

Es muy difícil cuestionar una actitud legal y nombrarla ilegítima. La línea es muy fina, y se tiñe de preferencias para un lado u otro. Más vale dar pelea cuando se está en desacuerdo.

Si nos atornillamos a nuestros sillones y no ponemos nada de nosotros, no saldremos adelante. Alguna prenda de cambio, como muestra de buena voluntad, debería empezar a verse. De ambos lados.

Posiblemente sea el puntapié inicial para re encauzar el fatigoso camino hacia la preparación del  PEVI 2030, que hoy parece lejano aunque restan poco más de nueve meses para ponerlo en práctica, y que sin el consenso de Bodegas de Argentina, hasta sonaría poco creíble.